8 mitos sobre la medición de impacto

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Alrededor de la medición de impacto han surgido algunos mitos que, en ocasiones, impiden o dificultan que los responsables de programas o proyectos sociales siquiera la empiecen.

En las siguientes líneas, intentaremos ir tumbando los mitos más populares con la verdad que esconden.



1. No necesito medir el impacto de un programa que funciona 


Suena bastante lógico pensar que si nuestro programa funciona correctamente, porque tenemos datos fácticos que lo comprueban, no hay necesidad de iniciar un proceso de medición de impacto, pero ¿y si resulta que el programa no está cumpliendo el objetivo último que pretende en sus beneficiarios? 

En ese caso habríamos perdido muchísimo tiempo y dinero, y saben lo que dicen: el dinero se recupera, por más que duelan los bolsillos, pero el tiempo y las oportunidades, jamás.  

Porque la verdad es que evaluar el impacto de un proyecto tiene asociado unos gastos y es natural que exista la tentación de pensar en direccionar esos fondos a la expansión del programa antes que a su evaluación. 

 

¿Cuál es la verdad? 


Sí, medir impacto tiene un costo, pero nunca será tan alto como el que te implicaría seguir adelante con un programa que no está cumpliendo sus objetivos.

Recuerda que se sumará al costo monetario, un costo en imagen y credibilidad entre las audiencias de interés para la OSC. 

Una recomendación para lidiar con este costo es: definir correcta y claramente los objetivos, las actividades y los indicadores, de tal modo que se optimice al máximo el tiempo y los recursos que se inviertan en el proceso de medición.



2. El impacto aumenta si gasto más



Este mito responde a una confusión según la cual mientras más alto el presupuesto de mi programa, mayor será su impacto porque puedo llegar a más gente y aumentar sus beneficios. 



¿Cuál es la verdad? 



La verdad es que si no sabes si tu programa está teniendo el efecto deseado y en qué medida, puede que estés gastando más dinero del que realmente necesitas para lograr el cambio al que apuntas con tu programa. 

Con datos fácticos puedes conseguir un gasto social efectivo y eficiente.



3. Los resultados de las evaluaciones son para la directiva de la organización



Otro mito que ronda a la medición de impacto, es el relacionado con el destino de los resultados de esa evaluación; se cree que responden a una exigencia caprichosa de la directiva, por lo que terminarán entregándose solo a los dirigentes en una sesión a puerta cerrada. 



¿Cuál es la verdad?



La verdad es que de los inputs que se obtienen de los procesos de medición de impacto, se consiguen mejores resultados cuando se socializan. Especialmente, si se comparten con los ejecutores del programa y con la población objetivo.

Además, la transparencia de los procesos y los resultados es clave para lograr sinergia y el compromiso ético y emocional en el equipo, en los beneficiarios y en otras audiencias.  


4. Las evaluaciones sólo se hacen al final del proyecto



Para muchos, la medición de impacto requiere que el programa ya se haya ejecutado y “procesado” por sus beneficiarios. 



¿Cuál es la verdad?



La realidad es que  hay evaluaciones que se pueden ir realizando en todas las etapas. De hecho, de acuerdo con la Teoría del Cambio, deberíamos ir evaluando distintos indicadores desde el inicio del programa. 

Hacerlo así, desde el principio, es la clave para descubrir con certeza la medida en la que se está logrando cambiar la vida de las personas.



5. Nada de lo que hagamos para ayudar es en vano 



Con buena fe o no, hay quienes afirman que nada de lo que hagamos para ayudar es en vano, pero la verdad es que esto puede no ser tan cierto como parece.



¿Cuál es la verdad?



Lamentablemente, no son pocos los casos en los que un programa muy bien intencionado termina arrojando resultados contrarios a los pretendidos.

Es el caso el del programa “Scared Straight” (EUA), en el cual se invirtió dinero y décadas de trabajocon un resultado nefasto: influyó en el aumento de la tasa de incidencia criminal en la población vulnerable. 

Esto significa que una intervención social puede, no solo fracasar en su intento de lograr un cambio positivo, sino que hasta puede hacer daño a una población vulnerable. Amén del esfuerzo y dinero que se pierde. 

 

6. Se apoya en la aleatorización y por eso no es ética

 

Hay quienes consideran que aleatorizar deja por fuera a muchas personas que necesitan el beneficio que reporta el programa o proyecto social en cuestión.

 

¿Cuál es la verdad?

 

La evidencia ha demostrado que la aleatorización es el método más justo cuando hay mucha demanda por el programa o en aquellos casos en los que los criterios de selección no terminan de ser muy claros. Además, se puede aleatorizar el momento en el que las personas participarán, más que la participación en sí misma.

 

7. Es innecesaria y costosa

Puede que hayas escuchado que la medición de impacto no es necesaria porque hay proyectos que llevan años ejecutándose y nunca lo han hecho. O también hablan de los costos "altísimos" de hacerla.

 

¿Cuál es la verdad?

La medición de impacto es un proceso totalmente necesario si es que quieres comprobar que lo que haces, realmente funciona. Habría que evaluar si esos proyectos que nunca han medido, realmente cumplen su objetivo.

Y con respecto al costo, la verdad es que su costo depende de su complejidad y cuando se hace bien, la costo-efectividad de tu proyecto aumenta considerablemente en relación con otras opciones presentes en el mercado.

Amén de los costos que pueden significar que tu proyecto no cumpla con su propósito o que, en el peor de los casos, agrave el problema que pretendía resolver o genere uno nuevo.

 

8. La medición de impacto es muy complicada

 

Este es otro y tal vez es el más común de los mitos que rodean a la medición de impacto. Muchos ni siquiera intentan empezarla, creyendo que deberán tener conocimientos técnicos, saber de estadísticas y de finanzas o tener un fuerte perfil de investigador científico.

 

¿Cuál es la verdad?

La complejidad del proceso va disminuyendo en la medida en que se tiene muy claro el objetivo del programa y el contexto en el que se desarrolla. Una vez que el objetivo está claro y que se desarrolla la Teoría del cambio, lo demás se va haciendo mucho más fácil, más manejable.

 

Y en cuanto a los aspectos vinculados con estadística o finanzas, que efectivamente aparecerán en el camino, siempre hay personal especializado dentro o fuera de la organización que puede echar una mano con esa tarea.  

 
Ahora que sabes que los mitos sobre la medición de impacto no son más que eso, te invitamos a  hacer la medición de impacto de tu proyecto.

Recuerda que cuentas con herramientas que hacen este proceso mucho más fácil, como nuestra plataforma web de medición de impacto con la cual tienes acceso a indicadores validados internacionalmente, encuestas generadas de forma automática y reportes profesionales.